El edificio

Para llevar a cabo este novedoso proyecto se escogió una propuesta arquitectónica igualmente rompedora: la presentada por los arquitectos Renzo Piano (italiano) y Richard Rogers (inglés), ambos jóvenes y desconocidos en ese momento.

Su edificio era tan distinto de lo que se había visto hasta entonces en París, que parecía una provocación, casi una broma de mal gusto. Así se lo tomaron al menos muchos parisinos, que protestaron airadamente contra aquellos extranjeros que venían a estropear su bella ciudad.

El edificio destaca en el paisaje parisino (foto original: David McSpadden)

Las instalaciones a la vista: tuberías de conducción de agua pintadas de verde, conductos de aire pintados de azul, instalaciones eléctricas de amarillo, sistemas de transporte y comunicación de rojo... Todas las instalaciones técnicas del edificio se encuentran desplegadas a lo largo de la fachada, con el fin de despejar su interior. Era como un animal eviscerado, al que se le retiran las tripas para vaciar su interior.

El motivo de liberar el interior del edificio de todas las instalaciones era conseguir espacios diáfanos, que se pudieran compartimentar libremente en función de las necesidades de cada momento.

Éxito y cambio de nombre

Su inauguración en 1977 demostró que el proyecto era todo un éxito, y la polémica se fue apagando poco a poco. Sus críticos tuvieron que resignarse a ver esta "rareza" como parte del paisaje parisino.

El presidente Georges Pompidou había muerto 3 años antes (1974) y el proyecto al que dio vida, conocido inicialmente como Centro Beaubourg, fue bautizado con su nombre: Centro Pompidou.

Sus millones de visitantes anuales lo convierten en uno de los monumentos más visitados del mundo, a pesar de que ha perdido afluencia desde que la terraza con sus magníficas vistas de París ha dejado de ser gratuita.

La plaza

Una de las piezas maestras del proyecto -y una de las claves de su éxito, sin duda- es la plaza que tiene delante.

De los 22.000 m2 disponibles, los arquitectos sacrificaron la mitad del espacio para construir una gran plaza, y situaron el edificio hacia el costado donde estaba la arteria de tráfico, para que sirviera de pantalla y aislara la plaza de los ruidos. Asombrosamente, de los 680 proyectos presentados a concurso era el único que preveía la creación de una gran plaza.

Consiguieron crear así un espacio único en París: una de las pocas grandes plazas recogidas, aisladas del tráfico, apta para que en ella se desarrolle la vida urbana, muy ligada al mundo del arte.

Ante esta plaza se presenta la fachada principal del edificio, con su célebre escalera diagonal.

Foto: joz

Las colecciones

El Museo Nacional de Arte Moderno es el heredero del Museo de Luxemburgo, destinado desde el siglo XIX a la adquisición de obras de artistas franceses vivos. Luego, con la creación del Museo de Orsay (que acoge las obras de arte entre 1848 y 1914), el Museo del Centro Pompidou quedó dedicado al arte a partir de esa fecha: de 1914 a nuestros días.

El primer núcleo de su colección está formado por obras maestras de artistas como Matisse (+1954), Pierre Bonnard (+1947), Braque (+1963) o Picasso (+1973).

Con la inauguración del edificio de Rogers y Piano en 1977, el Museo se lanza a la adquisición de obras procedentes de otros países: Giorgio de Chirico (+1978), Mondrian (+1944), Pollock (+1956), Andy Warhol (+1987), Yves Klein (+1962) con sus obras en azul, Brancusi (+1957), cuyo taller se encuentra en la plaza, junto al edificio principal, Kandinsky, Juan Gris, Francis Bacon, etc.

En el Museo hay no hay sólo pintura, escultura e instalaciones, sino también fotografías, y obras de otras disciplinas como el diseño, las artes gráficas, el cine y los formatos digitales.

Información práctica