Museo Carnavalet

El Museo Carnavalet está dedicado a la Historia de París —desde sus orígenes a nuestros días—, y el recorrido por sus salas es muy atractivo para el turista curioso e inquieto.

Además, está ubicado en un emplazamiento privilegiado: en pleno corazón del barrio del Marais, junto a la Plaza de los Vosgos. Y tiene su sede en dos espléndidos palacetes vecinos, cuya visita ya valdría la pena aunque no estuviera el museo:

  • El Hôtel Carnavalet, uno de los primeros del Marais, construido en el siglo XVI, en pleno Renacimiento francés.
  • El Hôtel Le Peletier de Saint Fargeau, un siglo posterior.

Y por si fuera poco, la entrada es gratuita. Por todos estos motivos, el Museo Carnavalet es para muchos una de las visitas obligadas de la ciudad. Se puede visitar y revisitar cada vez que se viaja a París.

Los palacetes del museo

Antes de ir al museo, es bueno aclararse con los palacetes que le sirven de sede, para distinguir bien los elementos más valiosos (construidos en época renacentista) de aquellos edificados en el siglo XIX.

Los dos palacios están separados entre sí por el edificio del Liceo Victor Hugo, y comunicados por un pasillo a la altura del primer piso.

La entrada se efectúa por la Rue des Francs Bourgeois, que conduce hacia la Plaza de los Vosgos, o bien por la calle de Sévigné.

El magnífico Hôtel Lamoignon alberga hoy la Biblioteca histórica de París, que en su día custodiaba el Museo Carnavalet.

Historia del Hôtel Carnavalet

No quedan demasiados edificios en París de época renacentista. El Hôtel Carnavalet es uno de ellos, pero ha sufrido numerosas modificaciones y ampliaciones a lo largo de la historia, que resumimos a continuación.

1. El palacete original - Lescot y Goujon (1560)

Salvo los expertos en arte, poca gente conoce a Pierre Lescot, pero no hay nadie que haya influido tanto como él en la arquitectura francesa. Es el gran maestro del Renacimiento francés. Todos los que vinieron después, de un modo u otro, siguieron su estela. Estas son algunas de sus obras en París:

Tan célebre como Lescot es el escultor Jean Goujon, que trabajó con él en todas estas obras, dejando unos maravillosos bajorrelieves, de líneas delicadas, llenos de sensibilidad.

El palacete original del Museo Carnavalet fue encargado a estos dos artistas por Jacques de Ligneris, presidente del Parlamento de París. Se construyó entre 1544 y 1560, y conserva todavía cuatro bajorrelieves de Goujon simbolizando las estaciones en el patio de acceso, llamado hoy patio de Luis XIV. Dejando aparte la imagen de la diosa Ceres (el verano), que es la mejor, las demás no alcanzan la calidad de las ninfas de la Fuente de los Inocentes, por lo que el trabajo se atribuye en buena parte a su taller más que a su mano directa.

Pierre Lescot no pudo terminar la obra comenzada, porque fue llamado por el rey Francisco I para levantar el nuevo palacio del Louvre, empezando a destruir el viejo castillo gótico.

Palacete original. Museo Carnavalet

CLICA PARA VER AMPLIACIÓN

Este palacete fue el primero en el que el cuerpo principal se encontraba "entre patio y jardín", una disposición que sería adoptada desde entonces en París por todos los demás.

2. Ampliación de Mansart - 1655

Un siglo después, el propietario del inmueble encargó su ampliación a François Mansart, uno de los arquitectos más célebres del siglo XVII francés, junto con su sobrino (Jules Hardouin-Mansart). Mansart levantó la fachada que da a la calle de Sévigné, que hoy constituye el logotipo del museo, y sobreelevó las alas laterales.

En el patio del palacio, siguiendo el modelo de los relieves de Goujon, añadió nuevas tallas entre las ventanas: en el ala izquierda los cuatro elementos (de buena factura, sin llegar a la calidad del siglo anterior), y en el ala derecha cuatro diosas, de calidad muy mediocre.

MADAME DE SÉVIGNÉ

Unos años después de esta ampliación, el palacete fue adquirido por su propietario más célebre: la marquesa de Sévigné, que habitó en él durante 20 años, hasta su muerte en 1697. Hoy da nombre a una de las calles que bordea el Museo.

Madame de Sévigné es todo un personaje en París. Su fama proviene principalmente de su epistolario. Los cientos de cartas que durante años dirigió a su hija son uno de los registros más vívidos de la sociedad parisina durante el reinado de Luis XIV.

3. Nacimiento del Museo (Haussmann)

En el año 1866, el Barón Haussmann, demoledor despiadado del París antiguo y artífice ciclópeo del París moderno, solicitó que la ciudad de París comprara el Hôtel Carnavalet para constituir en él un museo de historia de la ciudad. Sería el primer museo municipal de París.

Con este fin, en 1868 se llevó a cabo la restauración del edificio, y la modificación de las cubiertas: los tejados de las alas laterales fueron sustituidos por terrazas, y el del cuerpo principal se sobreelevó, tal como estaba en un principio (antes de que Mansart lo partiera en dos planos).

Haussmann se sentía orgulloso de esta iniciativa. En sus memorias se defendía de sus críticos alegando entre otras esta medida: Y la compra del Hôtel Carnavalet, que yo hice efectuar, a fin de asegurar su preservación y de crear en él un Museo histórico de París, ¿lo habéis olvidado?

4. Ampliación tras la Comuna (Biblioteca)

En 1871, la Comuna sembró incendios por toda la ciudad, y el palacio tuvo que acoger la Biblioteca Histórica de París, reemplazando a la que se encontraba en el destruido Ayuntamiento (el Hôtel de Ville). Para ello, el palacio se amplió con nuevos edificios y un segundo patio.

En él se incorporaron 3 elementos históricos, provenientes de las terribles demoliciones haussmannianas:

La fachada que da a la Rue des Francs Bourgeois conserva (a imitación de la Biblioteca de Santa Genoveva, junto al Panteón) nombres de autores decorando la pared.

5. Ampliaciones del siglo XX

Ante la falta de espacio para el Museo, a finales del siglo XIX, la ciudad de París adquirió el Hôtel Le Peletier (ver posición en el mapa superior) para instalar allí la Biblioteca histórica. Pero ni siquiera esto era suficiente, y a comienzos del siglo XX se decidió duplicar la superficie del museo con nuevos edificios. Los trabajos, iniciados en 1907, se interrumpieron por la Primera Guerra Mundial y no se terminarían hasta 1921.

Quedaron así definidos los 4 patios actuales, que reciben el nombre de las estatuas o motivos que los adornan:

Pero el Museo seguía creciendo y necesitando más espacio, y en 1968 la Biblioteca histórica de París se trasladó al vecino Hôtel Lamoignon (ver mapa arriba), donde todavía se encuentra hoy. El Museo ocupa desde entonces ambos palacetes: Carnavalet y Le Peletier.

Esculturas del Hôtel Carnavalet

Las esculturas más interesantes de este palacete son las de Jean Goujon, el maestro indiscutible del Renacimiento, de formas delicadas, siempre sugerente y encantador. Sus obras se encuentran en el patio original del hôtel (llamado de Luis XIV) y en su fachada principal, pero mezcladas con las de otros autores y épocas.

Comencemos analizando primero el patio y la estatua que lo adorna.

Patio de Luis XIV

Estatuas de Luis XIV

Las dos estatuas

Se llama así porque el motivo principal es una estatua de Luis XIV, vestido a la romana, obra del gran escultor Coysevox (1689). La estatua estuvo ubicada originalmente en el patio de honor del Hôtel de Ville (el Ayuntamiento) y tiene una curiosa historia.

El rey Sol se sintió siempre molesto y resentido con la ciudad de París por el miedo y las humillaciones sufridas, siendo apenas un niño, a causa de la revuelta de la Fronda. Eso fue lo que motivó su traslado a Versalles. Desde entonces, apenas aparecía por la capital, y nunca había querido visitar el Hôtel de Ville. En 1687, por fin, Luis XIV accedió a asistir allí a un banquete en su honor.

Al entrar en el patio principal vió la estatua allí erigida, que le representaba a él siendo joven (con 35 años menos), vestido a la romana, pisoteando en señal de victoria la rebelión de la Fronda. El rey indicó que retiraran la estatua, que ya no era oportuna. En su lugar, el ayuntamiento encargó esta otra a Coysevox que -no se sabe cómo- escapó a la Revolución francesa.

La estatua original (retirada inmediatamente tras la indicación del monarca) se conserva hoy en el castillo de Chantilly.

Respecto al resto de esculturas del patio, hay algunas muy valiosas y otras bastante mediocres. Este esquema te ayudará a aclararte:

Esculturas del Patio de Luis XIV

Elaboración propia sobre foto de Lionel Allorge

Pero las mejores esculturas de este patio, obra del mismo Goujon, son las que se encuentran en la otra pared, sobre la puerta cochera. Allí hay una delicada figurita sobre un globo, con un bastón de mando en una mano y un yugo en la otra, símbolo de la autoridad, entre dos famas recostadas sobre el arco, también de finísima factura.

Esculturas de Goujon en el Museo Carnavalet

Fotos: recortes sobre la magnífica foto de Lionel Allorge

La imagen era muy oportuna en este edificio, construido originalmente para un alto magistrado de justicia, Jacques de Ligneris, presidente del Parlamento de París. Su simbolismo se veía reforzado, además, por los dos leones que quedaban a los flancos, sobre las puertas laterales (ver posición original clicando en la imagen), y ahora adornan la entrada principal, hacia la calle.

Leones de Goujon en el Hôtel Carnavalet

Clica para ver su posición original

Estos dos leones sumisos significaban de modo muy bello y sugestivo que también la fuerza debía ceder a la autoridad de las leyes. Todos en el reino, incluso los grandes y poderosos, debían someterse humildemente a las leyes del Parlamento.

Ambos leones fueron esculpidos por Goujon. Aparecen sobre un fondo de trofeos de guerra, símbolo de su poderío, pero aceptando sumisamente la autoridad de la ley.

Fachada principal

También la fachada sobre la Rue de Sévigné (entrada principal del museo) conserva algunas esculturas originales de Goujon, pues François Mansart que –como hemos dicho- levantó una fachada nueva, quiso conservar la portada original y levantar sobre ella nuevas alturas.

Fachada principal del Museo Carnavalet

Elaboración propia sobre foto de GFreihalter y detalle de Miguel Hermoso

Los otros tres patios

Cour des drapiers

Así llamada porque contiene la fachada del edificio de los "drapiers" (comerciantes de paños). Ya hemos hablado de este patio, que fue el segundo del edificio, y de cómo incorpora éste y otros elementos arquitectónicos rescatados de las demoliciones de Haussmann. Ver imagen arriba.

Patio de Enrique IV

Se llama así por su motivo principal: una estatua ecuestre de Enrique IV (el abuelo de Luis XIV). Se trata de un bajorrelieve que, como la estatua de Luis XIV, se encontraba también en el Hôtel de Ville, sobre la puerta central.

Allí estuvo (reelaborada tras la Revolución francesa) hasta que la Comuna de París incendió el Ayuntamiento (1871) y hubo que demoler el edificio para levantar el actual.

La estatua del rey sobre aquella fachada era al mismo tiempo un recuerdo y una advertencia:

  • Recuerdo de que había sido él, Enrique IV, el gran urbanista de París, quien había terminado la fachada del ayuntamiento, comenzada más de un siglo antes por el arquitecto italiano Boccador.
  • Advertencia de que la ciudad de París, con tanta tendencia a las revueltas, estaba sometida a la autoridad del rey.

Patio de la Victoria

Su nombre proviene de la estatua que la adorna desde 1950: el genio de la Victoria repartiendo las coronas del mérito. ¿Cuántas imágenes de este tipo puede haber en París? Son incontables.

Esta estatua coronaba la columna de la Fuente del Châtelet, que Napoleón Bonaparte mandó construir en 1806 para conmemorar sus victorias. Fue realizada por un escultor célebre: Louis Boizot, al final de su carrera.

La estatua original fue retirada de su emplazamiento en 1898 para sustituirla por una copia. Comparando ambas (clicar en la imagen) se aprecia mejor la calidad de la obra de Boizot.

Origen del nombre "Carnavalet"

Madame Carnavalet

Madame de Carnavalet

El nombre "Carnavalet" le viene al palacete de su segundo propietario: Madame Françoise de La Baume (c.1537-1608), viuda de un gentilhombre de origen Bretón: François de Kernevenoy, que para facilitar su pronunciación había empezado a ser conocido como François de Carnavalet.

El señor de Carnavalet era un cortesano al servicio del duque de Anjou, el futuro rey Enrique III. Murió en 1571 sin haber podido cumplir su deseo, manifestado repetidamente, de adquirir el Hôtel de Ligneris, construido por el Presidente del Parlamento y entonces propiedad de sus hijos. Su viuda, Madame de Carnavalet, pudo cumplir ese sueño en 1578 y vivió en esta casa durante 24 años, hasta 1602, en que la vendió. Pero el palacete ha conservado su nombre. Sin duda fue ella la que hizo transformar la figurita de Goujon, sobre la puerta de entrada, en una máscara de carnaval.

La señora de Carnavalet vivió siempre cerca de la corte de los Valois durante los años terribles de las guerras de religión. Fue dama de honor de dos reinas: la gran Catalina de Médicis y la mujer de Enrique III, la reina Luis de Lorena. Conocía bien, por tanto, los entresijos del poder, en una época llena de intrigas y traiciones.

El patronímico Kernevenoy sigue existiendo en Bretaña, transformado ahora en Kernavanez: es una pequeña aldea junto al pueblo de Saint-Clet.

Las colecciones del museo

El museo contiene más de 600.000 piezas, de las que sólo una pequeña parte está expuesta permanentemente, repartida en 100 salas. Abarcan desde la antigüedad hasta nuestros días.

Restos arqueológicos

Ampliados recientemente gracias a las excavaciones del emplazamiento neolítico de Bercy (en la orilla del Sena, un poco más allá del Jardin des Plants). Son impresionantes los restos de unas piraguas de hace más de 6.000 años.

También impresiona encontrar el rostro de un bebé de época romana, de unos 6-12 meses, en una especie de máscara mortuoria. No se sabe si el molde fue sacado a conciencia o si accidentalmente cayó mortero en la tumba al cerrarla sobre el cuerpo del niño.

Además, hay esculturas y pinturas de época romana, cerámica, objetos decorativos, joyas, instrumentos, desde la prehistoria hasta la Alta Edad Media, etc.

Maquetas y enseñas de comercios

Hay expuestas docenas de maquetas de París antiguo y modelos de monumentos, algunos de ellos ya desaparecidos, como el Palacio del Trocadero, la Bastilla, el Hôtel de Ville renacentista o la bomba de la Samaritana.

También es muy vistosa la sala que contiene las enseñas y letreros de antiguos comercios del siglo XVIII y XIX (la mayoría de hierro forjado, pero también de madera, piedra, tela...), de las que el museo posee unas 200.

Sala de enseñas. Museo Carnavalet

Fotos: joz

Estancias de época

Una de las secciones que más fama han dado al museo son las estancias de época (period rooms), que recrean la ambientación y el estilo de los distintos reinados y épocas históricas: Luis XIV, Luis XV, Luis XV, Revolución, Imperio...

Buena parte de los fondos para decorar estas habitaciones provienen de las despiadadas demoliciones de Haussmann durante los Grandes Trabajos de París. Así se consiguieron rescatar una gran cantidad de muebles, marqueterías, techos y paredes pintados, lámparas, otros elementos decorativos, etc., que ahora han sido vueltos a montar en el museo para recrear la atmósfera de aquellas épocas.

Museo Carnavalet. Salón azul

Salón azul, época de Luis XVI

La Revolución francesa

Pero lo que ha dado celebridad mundial al museo son las salas dedicadas a la Revolución francesa, de la que cuenta con la colección más importante del mundo: bustos y pinturas de personajes célebres, objetos de la familia real durante su encierro en la torre del Temple, gran cantidad de cuadros sobre aquellos acontecimientos históricos, una de las maquetas de la Bastilla labrada sobre una piedra original de la fortaleza (de las que se vendieron a montones), armas, medallas, monedas e infinidad de objetos históricos...

Estas salas tienen las paredes decoradas con franjas según el gusto de la época.

Museo Carnavalet. Salas de la Revolución francesa

Foto: joz

Otros elementos

Hay innumerables cuadros con vistas antiguas de París, retratos en pintura y escultura de los protagonistas de la ciudad y escenas históricas. Si conoces bien la ciudad, disfrutarás mucho comparando la ciudad actual con el París de otras épocas.

Por último, se conservan recuerdos de algunos escritores y pensadores franceses como Voltaire y Rousseau, y más recientes como Zola y Marcel Proust (la habitación donde éste escribió en busca del tiempo perdido), pero sobre todo de Madame de Sévigné, que fue dueña del Hôtel Carnavalet durante décadas: retratos, autógrafos, muebles suyos, etc.

Las escaleras

Dos escaleras del museo son dignas de atención. Una, en el Hôtel Carnavalet, por la espectacular decoración mural que contiene. Estas pinturas provienen de un palacio destruido en 1899 (el Hôtel de Lyunes) y habían sido realizadas por el artista italiano Paolo-Antonio Brunetti, especialista en decorados de teatro. Funcionan como un gran trampantojo, en el que los personajes se asoman para ver a los que suben y bajan los peldaños.

Para poder preservar esta magnífica decoración se decidió traladarla al Museo Carnavalet, que estaba entonces a punto de construir los nuevos edificios. La nueva escalera fue diseñada expresamente para acoger estas pinturas, que encajan en ella como un guante.

Museo Carnavalet. Escaleras

Clica para ver la otra escalera. Foto 1: Mbzt. Foto 2: K.Laurent

También es remarcable la escalera de honor del Hôtel Le Peletier, de finales del siglo XVII, por su barandilla de hierro: no de hierro forjado, sino de hierro fundido. Es el primer ejemplo conocido en Francia de la utilización de esta novedosa técnica.

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